domingo, 28 de agosto de 2011

17. Una importante lección

Supongo que usted, después de esta conversación tan animada, seguirá pensando que soy un monstruo. Dígame, Padre. ¿Soy yo un monstruo por alimentarme de sangre y vivir de noche? Bueno, entonces responda a esta pregunta: ¿Es humana una persona que deja que las demás sufran por su beneficio? Yo creo que no. Creo que soy más humano que toda esa panda de hipócritas de piedra que viven por su bien y no miran por los demás. El hecho de que beba sangre humana no me convierte en un horrendo ser del Infierno. Mire a su alrededor, usted que trabaja en esto. Mire a su alrededor y dígame cuántas personas se redimen de sus acciones pasadas en un burdo confesionario ante una persona que, sólo por llevar un alzacuellos y una túnica hortera, sigue siendo un ser humano con sentimientos y con una vida que tiene mil historias parecidas a las que está escuchando. Trabajo, dinero, amor... ¡Basura! Sólo cuando llevas 483 años en este mundo puedes descubrir el valor del trabajo bien hecho, del dinero bien invertido y del amor bien correspondido.
Y en aquel momento podía sentirme más humano, porque mi sentimiento era puro, y no podía mirar por mi mismo. Sólo podía ver reproches en la acción de Judith y pena por los llantos de mi amada. Preocuparme por la situación. Ahí recordé que yo era el hermano mayor de mi familia y de cómo era yo quien solucionaba los problemas de los pequeños. Y volví a echar mano a mi bolsillo para buscar la cruz negra de mi hermana Lauretta. Casi quinientos años acompañándome... ¿Sabe el valor que podría tener esta joya si la vendiera ahora mismo? No. Porque su valor no tiene límite. ¿Quiere usted saber lo que es una bestia? Hágale algo a esto.

En la puerta nos esperaba el carromato, que partió a gran velocidad cuando entramos. Frederick dejó libre de cualquier lazo a Francesca y ésta se quedó quieta y cabizbaja durante todo el trayecto. Judith me miraba de forma desafiante, y yo le aguantaba la mirada hasta que ella desistía. No teníamos fuerza para utilizar nuestros poderes, pero de igual forma la tensión de aquel vehículo podría haber encendido una hoguera.
Al llegar a mi residencia, Martina se sintió un poco preocupada. No podía alimentar a cuatro vampiros sedientos, pero fui yo mismo quien se "sacrificó" por los demás y me quedé sin comer. Aunque sólo Frederick probó de la dulce sangre de mi criada. Francesca se quedó sentada en la sala de estar y Judith salió de forma sobrenatural en dirección a la habitación, donde el portazo dejó patente su deseo de quedarse a solas.

- Bien, creo que ha llegado el momento de hablar un poco de este tema -dijo Frederick, con una segunda copa de sangre, sentándose frente a Francesca. Ésta no podía dirigir su mirada a otro lugar que no fuera el suelo, pero igualmente yo tomé asiento a su lado.
- Mi más bello ángel... corrupto por la sangre de Caín -Miré a Frederick, y mi voz sonó decisiva - Dime que recibirá un castigo por esto.
- Es un gran dilema, Dominique -dijo Frederick, pensativo - En esta ciudad no hay un Príncipe, y eso significa que aquí no hay respeto por las Tradiciones. Igualmente, yo soy muy partícipe a hacerlas cumplir, incluso cuando no hay un claro liderazgo de un antiguo en el territorio. Y hay que tener en cuenta los factores que...
- Frederick, tengo un problema -apunté mi mirada al mismo lugar donde ahora miraba Francesca, al suelo -No conozco esas tradiciones.
- ¡Maldita sea! -gritó Frederick, y lanzó la copa contra la pared, manchándola de sangre -Llevo enseñándotelas durante muchas noches, ¿y aún no te las has aprendido?
- Tú mismo me decías que, a pesar de todo, no tenían demasiado valor si lo único que hacíamos era vagar por estas tierras sin dueño...
- Pues hoy te las mostraré de forma tan fiel que jamás se te olvidarán. Hoy yo seré el Príncipe de esta casa y de estos territorios, y os demostraré lo que un antiguo enfadado puede hacer si se le ofende con esta desfachatez.

Frederick, en un parpadeo de ojos, apareció con un pliego de papel y con una pluma. Dejó un tintero sobre la mesa y comenzó a escribir a una velocidad vertiginosa. Dejó el papel en la mesa cuando terminó y se levantó. Cerró los ojos y, minutos después, Judith estaba acercándose temerosamente a su posición.

- Siéntate, ahora viene la clase que más os va a marcar a todos. Os lo juro. Aprenderéis las Tradiciones como si se tratara del "Padre Nuestro" o sufriréis las consecuencias. ¿Estáis preparados?

Por supuesto que lo estábamos. Hasta Francesca miraba a Frederick, que nos mostró las seis tradiciones de los vampiros. Una de ellas yo la estoy rompiendo ahora, pero no pasa nada. Posiblemente usted no salga vivo de esta noche. Eso me hace no ser culpable de romper la Primera Tradición.

- Existen seis tradiciones, las cuales habéis de cumplir.
· La Primera Tradición es "La Mascarada". No podréis revelar lo que somos a nadie, porque de hacerlo seréis condenados.
· La Segunda Tradición es "El Dominio". En mi territorio mando yo, se me respetará y se acatarán mis órdenes. No hay lugar a recriminar mis palabras si te encuentras en mis tierras.
· La Tercera y la Cuarta Tradición son "La Progenie" y "La Responsabilidad", tema que hoy tenemos muy presente. Sólo se puede crear a otro Vampiro si un Antiguo te da permiso, y tendréis que haceros responsables de todos los actos del nuevo Chiquillo. No tener permiso o que el neonato haga algo malo será motivo de ejecución tanto del recién creado como de vosotros mismos.
· La Quinta Tradición es "La Hospitalidad". Cada vez que visitéis algún lugar, deberéis presentar respetos al líder del lugar. No seréis nadie si no os acepta allí.
· La Sexta y última Tradición, y no por ello menos importante, es "La Eliminación". Está terminantemente prohibido destruir a otro Vástago, sea de la forma que sea.

Y ahora, malditos chupasangres descerebrados, vais a sufrir mi ira. La ira de un antiguo dolido por la actitud de aquellos a los que ha enseñado a sobrevivir y que no tienen ni idea de cómo es el mundo de las sombras.

Ha sido la única vez que he permitido que se me castigara...

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